Espacios terapéuticos como tercer cuidador
Descubriendo cómo el espacio puede colaborar a la salud.
En un principio, la pandemia fue una verdadera sorpresa poco agradable para, y no es decir mucho, toda la humanidad, pero ahora que estamos en la etapa de readaptarnos y vivir en lo que se ha llamado ‘la nueva normalidad’, y esto de ‘nueva normalidad’ no es solo un nombre, significa que estamos viviendo en un mundo donde todos los espacios y los estilos de vida siguen siendo los mismos, pero diferentes.
Hablando de recrear espacios y adaptarlos a la nueva normalidad hemos hablado de aeropuertos, hoteles, restaurantes, cafés, escuelas y ahora es el turno de los centros hospitalarios.
Se ha comprobado científicamente que la arquitectura y el diseño de los espacios tiene influencia directa en la salud de las personas. Por lo tanto, es de esperarse que hospitales y centros hospitalarios posean características espaciales que contribuyan a la recuperación de las personas mayores que deban pasar largos períodos de tiempos lejos de casa.
Humanizar los espacios hospitalarios es posible, por ejemplo, incorporando a estos lugares mobiliario y colores que recuerden las salas de estar en lugar de salas de espera. ¿Dónde está la diferencia? Mientras que una sala de espera se siente más impersonal y transmite cierta frialdad, la sala de estar evoca calidez y confort, generando en los pacientes una sensación de familiaridad que los transporte a sentirse más en casa.
Mejorar la atmósfera en la que las personas mayores tienen que permanecer puede transformarlo en experiencias verdaderamente positivas y renovadoras mediante un interiorismo emocional y terapéutico para acercarlo lo más posible al diseño del hogar.
El objetivo actual es generar espacios más amables, más humanos y que además cuenten con la integración tecnológica, sea en las oficinas, las escuelas y los centros de recreación, así también ha de ser en los lugares donde la salud es el actor principal: los hospitales y los centros hospitalarios.